jueves, 18 de diciembre de 2008

¿Ya no es navidad en El Corte Inglés?

Está visto que, por una vez en la vida, hay justicia divina y ha sido gracias a la crisis. Por primera vez no veremos ni al presuntuoso Botín dando palmas sobre el magnífico superávit anual de su banco, ni tampoco al orondo Isidoro Álvarez jactándose (si es que alguna vez cambia su pétreo rictus) de que sus grandes almacenes acumulan un nuevo record histórico de ventas. Ya iba siendo hora de que la crisis pusiera a cada uno en su sitio, pues estos seres evanescentes parecían tocados con la varita mágica de la prepotencia y ahora vemos que son mortales.
Sin embargo no percibo ningún cambio de actitud en ninguno de los dos gestores. No, no se apean de la burra. Están chapados a la antigua, son de aquellos que creen que bajar es perder calidad y que deben aguantar hasta que escampe, pues con ellos no va la tormenta. Están por encima del bien y del mal. Y el que no lo quiera, ajo y agua. Otros megaempresarios ya han caído de su torre, pero a estos dos amigos no parece que les duela. Me pregunto entonces si por contención esta año no celebran las navidades. Este año no recuerdo haber digerido ninguna de las plúmbeas campañas de los grandes almacenes con el reiterativo slogan. Sin embargo sí he visto anuncios del banco del Sr. Botín que antes no había visto, quizá para hurgar más en la herida de los afectados por el caso Madoff y a los que el banco del Sr. Botín va a dejar descompuestos y sin parné, aunque lo dudo, pues no son parias como el resto de los mortales, sino hipermillonarios con los que alterna la jet-society y a los que un roto de "un par de kilos" de los de ahora, es como para nosotros unos cuantos eurillos, o sea, pecata minuta.
Quizá el Sr. Álvarez ponga un sobrino en su mesa para recordar que es mortal o incluso ya no celebre la navidad, al menos a los precios que siguen marcando sus centros comerciales y donde comprar cualquier alimento es como acudir a los delicatessen parisinos, un lujo al alcance de pocos. Y si no, les reto a que se den un paseito por sus pescaderías, carnicerías o charcuterías y alucinen en colorines sobre la inversión que tendrían que realizar para poder adquirir esos productos...¡un lujo asiático! Por eso ya es una alegría que, al menos este año, "ya no sea navidad en el corte inglés".

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