domingo, 7 de diciembre de 2008

La intolerancia

Cada vez que una entidad deportiva celebra una asamblea, nos recuerda qué buena es la democracia en estado puro, pues en esos eventos hay de todo menos libertad de ningún tipo. Abucheos, mentiras, extorsiones están a la orden del día en unos actos donde sólo tienen derecho a opinar ampliamente los aduladores. La poltrona es demasiado cómoda para dejarla. Lástima que algunos/as crean que han nacido para perpetuarse en algunos lugares sin necesidad del refrendo popular. Hacen bueno aquello de "todo para los socios pero sin los socios". A eso se le llama Autoritarismo desde los previos a la Revolución Francesa.
Da igual que sea un país, una comunidad, una entidad deportiva...los caciques son los mismos pero con diferente collar. Ya dice el refrán que "a todos los cerdos les llega su san martín" y estos que se autoerigen como salvapatrias, salvaclubs, les desbordará la situación y la apisonadora de la Historia les reducirá a cenizas. Siempre he creído que España era una fábrica de caciques y en cuanto empiezan los informativos lo confirmo. Unos con piel de cordero y otros de zorro astuto, pero tahúres todos de una partida que busca mantenerse en los cargos sin más mérito que el chantaje, la extorsión, la falsedad. No hay más justicia para ellos que la que ellos aplican a los que no les "bailan el agua" fétida de su corrupción. Sin embargo el tsunami del tiempo acaba poniendo a todos en su sitio, bueno o malo, pero en su sitio: Sería de desear que fuera la cárcel o lo que es peor para ellos, el olvido, pues no hay lugar en la Historia para los traidores.

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