miércoles, 17 de diciembre de 2008

Sr. Castro, váyase

No, tranquilos, no soy anticastrista en el sentido que originalmente pudiera parecer. Ni Fidel ni Raúl me interesan...son prehistoria. Pero sí soy intolerante con los intolerantes. Me refiero al Sr. Castro, alcalde de Getefe y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). El mismo que descalificó públicamente a los votantes del PP definiéndoles como "tontos del culo" (sic). Que lo diga yo o Vd. amigo/a lector/a, sólo nos descalifica a nosotros, pero que lo haga un hombre con responsabilidades públicas, es muy grave. El pueblo podrá acertar o equivocarse con sus decisiones, pero es soberano, y son sagradas, las compartamos o no. Ya decía aquel viejo aforismo que "la democracia es el menos malo de todos los sistemas" y en España está sedimentado sobre la aceptación del refrendo de la mayoría, sin segundas vueltas. Pudimos acertar cuando echamos a Aznar por mentiroso cuando nos empujó a entrar en una guerra sin pedirnos permiso. Pudimos errar cuando renovamos la confianza en Zapatero que nos engañó con las falsas dimensiones del entonces leve retroceso económico. Pero son nuestras decisiones y deben ser respetadas. El Sr. Castro no ha respetado a una parte muy notoria del electorado que piensa lo contrario que él.
Quizá lleve muchos años en la poltrona getafense y dicen que ya prepara el recambio desde su propia casa, y no me refiero a la socialista. Esa fórmula ha sico criticada en el caso del Sr. Ibarra, del Sr. Chaves, del Sr. Fraga, y salvo el segundo, los demás han cedido. ¿A qué espera este hombre para irse y limpiar su nombre tras semejante comentario?
Hay declaraciones que no tienen retroceso y todos hemos pagado prenda en algún momento, pero está visto que según la altura, más alta y dolorosa es la caída. Al principio pensé que su dimisión debería circunscribirse a su presidencia de la FEMP, pero cada día me convenzo más de que su nombre ya no merece estar ligado al del pueblo de Getafe y debería dimitir, dando paso a su segundo, pues no está el horno para cocer nuevas elecciones a domicilio.
Lo que pasa es que quien más remueve la copa del árbol son aquellos que esperan un rédito que no merecen, pues no lo han ganado en las urnas, como tampoco lo ganaron cuando en 2003 alguien compró a dos electos socialistas, Tamayo y Saez, para que no comparecieran y por tanto no votaran en favor del pacto de izquierdas presidido por Simancas, poniendo en bandeja la presidencia a otros. No fue ético, no fue honesto. Pero aquellos, siguen agitando árboles, incluso los de la madrileña calle Génova, por si el fruto ya estuviera demasiado maduro para caer. Y es que siempre hay quien no pierde la esperanza...

No hay comentarios: