domingo, 21 de diciembre de 2008

Análisis del mundo audiovisual (I)

Leí en su día con asombro que, tras la aparición evanescente del sexto canal analógico generalista (La Sexta), hubo quien tomó la decisión de no contratar a las productoras involucradas en dicho proyecto empresarial (Globomedia, El Terrat, Mediapro, Bainet, Drive) para “programas de carácter estratégico” por cuestionar su independencia.

Pero ¿acaso alguien puede creer que estas empresas hayan actuado alguna vez de buena fe, buscando el bien de un canal en particular? Son “cazarrecompensas” y se venden al mejor postor, lo cual es perfectamente loable, y se engloba en el ciclo de la “cadena trófica” del mundo audiovisual: caracterizado por retroalimentarse hasta la perpetuación, cual Ave Fénix, sobre las cenizas de fracasos ajenos o propios que liberan directores, presentadores, guionistas, redactores…que terminarán por cerrar dicho ciclo al difuminarse en nuevos programas.

Hace tiempo, cuando empezó el boom de las productoras, concluí que éstas llegarían un día a tener más poder que las propias televisiones para las que elaboraban y elaboran sus productos, pues su incardinación o infiltración era y es tal que se harían imprescindibles para la subsistencia del medio audiovisual. Hoy las televisiones viven gracias a la producción externa, que aminora costes y relativiza las pérdidas, pero también optimiza las ganancias.

Ahora bien ¿creen realmente que una productora potente permitirá en un futuro (si no lo hace ya, claro) que dos o mas cadenas se contraprogramen con los productos elaborados por la misma empresa? Será su cenit, su final anticipado, ya que, uno o dos de los rivales, perderán en la guerra del “share”, la publicidad insertada será menor, su impacto o “grp´s” se reducirá drásticamente y la cadena afectada terminará por cesar el contrato, lo cual no creo que pase por el cráneo privilegiado de algunos productores. Lo que pasa es que han caído en su propia trampa, pues son demasiados leones en la misma jaula y, según principios darwinistas de supervivencia, terminarán por devorarse entre ellos, pues solo uno puede predominar: es pura etología.

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