miércoles, 7 de enero de 2009

Rebajas ¿Y qué hay de la crisis?

Hoy empiezan las rebajas en los grandes almacenes, o sea, en los de siempre y el desenfreno compulsivo será el de costumbre, con la excusa de encontrar la ganga. Pero ¿eso quiere decir que año nuevo, se acabó la crisis?

Se da la paradoja de que empezamos las rebajas y acabamos de pasar las navidades, entonces ¿Cómo hemos hablado de crisis cuando todos hemos comprado alimentos hasta saturar nuestras despensas, adquirido regalos hasta saquear nuestros fondos y esquilmado nuestros ahorros en rebajas, máxime sin crédito bancario?¿Está toda España en crisis o sólo lo estamos los de siempre, esos que avergonzamos a la gente pudiente cuando se habla de paro e inmigración?¿O acaso la calle está tomada por actores contratados por los grandes almacenes y las pymes del comercio para que simulen actividad? ¿Qué pasaría si nos enterásemos que la crisis es un artificio contable para meternos miedo? ¿O un mecanismo de las grandes empresas para ajustar plantillas a fin de incrementar más sus beneficios?

No lo entiendo: las calles más comerciales y los grandes núcleos comerciales están estos días hasta arriba, entonces aquí hay algo que no cuadra: ¿o la gente está mejor de los que se dice y todo lo que hay es pánico contagioso o en enero se prepara el gran tsunami sobre las clases media y baja españolas que nos va a arrollar con desastrosas consecuencias? Algunos indicadores parecen indicar que la situación es mala, malísima, pero la calle o no puede o no quiere escuchar las recomendaciones para los que siguen tirando la casa por la ventana.

Es momento para el realismo, no para el exceso de optimismo. Para los españoles que no salimos en el ¡Hola!, ni el “Corazón…”, ni acudimos a fiestas de la high-society, ni tenemos enchufes que nos rescaten del averno del paro, ni hemos pegado un pelotazo municipal, ni un padre rico, ni una fortuna en la caja fuerte, etc., en definitiva para los no elegidos, léase, los demás, está preparada una hecatombe especial, extrema y duradera.

Por eso conviene optimizar los recursos y recortar todo aquello que sea prescindible, por mucho que fastidie a ciertos sectores económicos. Esa expresión de “apretarse el cinturón” puede que nos deje más delgados de la cuenta, pero mejor así que bajo tierra. Ni los más sabios de la economía se atreven a cuantificar el desastre, pues ya se sabe que los economistas son los mejores para contar lo que ha pasado "a posteriori", pero nunca para predecirlo... ¿salvo Rodrigo Rato, que se fue un ídem antes de la cuenta porque ya se olía el bacalao?

¡Cuántos no habrán vendido acciones gozando de información privilegiada mucho antes del comienzo de las lluvias que han precedido al tormentón que se nos ha venido encima y del tsunami que nos espera! Pero esa información no la facilitará ni el Banco de España ni mucho menos Hacienda, pues casi todos ellos tienen más cuentas en paraísos fiscales que entre nuestras fronteras, aunque luego presuman de patriotismo barato y de financiar selecciones nacionales…

Igual la crisis sólo es un artificio, pero por si las moscas, guarden la ropa seca…que si no lo saben…es el bien más preciado tras el diluvio.

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