miércoles, 7 de enero de 2009

Coincidencia de las elecciones vascas y gallegas

El lehendakari Juan José Ibarretxe ha dado uno de esos golpes de efecto casi perfectos al convocar la fecha de las elecciones vascas para el 1 de marzo, coincidiendo en el tiempo con las gallegas. Por un lado, sabe que el poder desgasta y cuando llevas tanto tiempo medrando en él, desgasta absolutamente, lo que ha dado aliento a la alternativa socialista. Por otro, sabe que la dispersión tendrá un poder desconcentrador para los partidos generalistas, que tendrán que repartirse ora Vigo, ora Bilbao, ora Lugo, ora Sestao (la rima obliga).

Muy frágil debe sentirse el presidente autonómico de las vascongadas para aprovechar el tirón gallego cuando nunca antes había procedido de esta guisa. La soberbia y la prepotencia tornan ahora en apaciguada y cándida actitud cuando se ve aislado de apoyos en un sistema político constituido por pocas fuerzas, alguna de las cuales sólo gobernará cuando las ranas críen pelo en la cumbre del Aitzgorri, y la otra cuando la deriva continental derroque al iluminado lehendakari de su púlpito.

El mensaje soberanista del ya sempiterno candidato del PNV empezó a hacer aguas en un partido que ha buscado una evolución hacia una pacífica convivencia, pasando del populismo fácil de Xavier Arzalluz, deambulando por el posibilismo de Josu Jon Imaz, y llegando a la inconcreción pragmática de Iñigo Urkullu. Pero ante la imposibilidad constitucional de convocar el anhelado referéndum soberanista, el susodicho candidato convoca elecciones como sustitutivo del anterior y las hace coincidir con otras cual descuidero en una calle comercial. Por eso parece que a algunos les hubiera sustraído la cartera, figuradamente hablando. Con esta convocatoria deja a su ex-socio EA sin tiempo para hacer una estrategia basada en programas diferenciados tanto del propio PNV como del abertzalismo

Respecto al socialabertzalismo de corte radical, cada vez más vacío, sólo les queda llamar la atención con su herramienta favorita, socializar el sufrimiento y silenciar el terror mafioso e intentar capitalizar la abstención para enmascarar la creciente deserción de simpatizantes.

En el contexto de una competencia por los tiempos mediáticos, léase portadas, titulares, novedades en programas, etc., al que no parece haberle hecho mucha gracia ha sido al ingenuo Pérez Touriño, que creía que iba a ser muy original fijando su fecha, cuando el vasco ha sido más rápido de reflejos renunciando a hechos diferenciales.

Ahora las piezas ya están en el tablero de Rajoy y Zapatero, que deberán alternarse y seguirle el juego al candidato nacionalista, que ha movido ficha, perdón, fecha; eso o bien dar un golpe de efecto ambos y coaligarse frente al rival nacionalista en ambos campos de Marte. Como esta opción es parecida a las medidas contra el deshielo de los polos, seguiremos el rifi-rafe, que terminará en una nueva ruptura de unos amantes que, ni se aman ni se odian, sino todo lo contrario.

Si tengo que mojarme, diré que el apoyo del PNV a los presupuestos nada ajustados a la verdadera situación económica del país…tendrá su contraprestación en un gobierno de coalición que dejará a López como vicelehendakari intentando repetir viejas fórmulas para desencanto de sangiles y diezes. El 1 de marzo, la respuesta.

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