miércoles, 14 de septiembre de 2011

La Crisis de los Gallinas

Si se observan con calma las aguas turbulentas de la economía europea, se aprecia que una rara especie se está haciendo fuerte: los “acumuladores de privilegios” de la política europarlamentaria, escasamente valiosos y cobardes a la hora de arriesgarse con respuestas tan factibles como reales.

Bien es verdad que solo reflexionan y no gestionan, pero podrían legislar medidas y reglas de funcionamiento con el objetivo de evitar que los flujos de riqueza siempre pasen por cauces alejados de lo colectivo y más ahora que está en marcha un ataque a gran escala de los mercados contra las economías europeas en general y española e italiana en particular.

Como bien apuntaba el premio Nobel de economía Paul Krugman recientemente en El País “todos los indicios apuntan a que los dirigentes europeos no están siquiera dispuestos a reconocer la naturaleza de esa amenaza, por no hablar ya de hacerle frente de manera efectiva”

Apenas les oímos cacarear presuntas soluciones al éter, pero les falta arrojo y gallardía para desafiar a esos entes sobrenaturales y ectoplásmicos que denominamos "mercados", pero que en verdad esconden tras de sí a seres de carne y hueso, que les amilanan, intimidan y, por qué no decirlo, acojonan.

Pero los peores, a los que más miedo parecen tener, son a los que valoran el riesgo crediticio de los emisores de valores y de sus obligaciones financieras, léase, las agencias de rating, tales como Moody´s, Standar & Poor´s y Fitch, que responden a los intereses de quienes especulan, puesto que son quienes han creado esos miedos. En otra escala, es como se repartían antiguamente las cátedras endogámicas mediante el nombramiento de tribunales dóciles…..

De hecho el pasado 13 de junio el diario Público informaba de que “Accionistas de S&P y Moody's se preparan para comprar barato en las privatizaciones”, lo que les garantizaría pingües beneficios, dado que si ellos remueven las olas, ellos sabrán cuando estarán calmas.

Ni la tasa Tobin, herramienta para controlar los mercados financieros que, desmadrados por la especulación, buscan incorporar controles a los movimientos de capital; ni controles constantes y rigurosos a la especulación, como no permitir nunca más esas transacciones tramposas en el Mercado Bursátil que sólo suspendieron temporalmente.... ¡Nada, no han hecho nada!

Si como bien leía hoy en la prensa en boca de Ross Brawn, directivo del equipo Mercedes de F1, “lo que revela la grandeza de uno, es cómo se enfrenta a la derrota”, algunos son más mezquinos que los ladrones, porque al menos éstos, como decía Jardiel Poncela, “son gente honrada”.

¿Cuál es el papel que están jugando y cuál podrían jugar si estuviesen menos amordazados y enfangados en la crisis de los gallinas? Alguien podría pensar que existe una casta que vive ajena a los problemas de las personas, una panda de cobardes miserables, diletantes aprovechados a los que el bienestar de la gente que les vota les moviliza escasamente, sobre todo si ellos han de dar la cara ante los problemas, porque la tienen petrificada ante la adversidad ajena.

Krugman señala en el mismo diario que “el BCE, con Trichet y compañía, debería estar comprando deuda española e italiana, que sería lo que estos países harían por sí mismos si todavía tuviesen sus propias monedas”. Pero por algo decidimos crear un día la moneda común, pero no así una política económica común. Ese es el fallo garrafal.

Alguien, con nombre y apellidos, quiere hundir al €uro, y la espantada bancaria masiva va en beneficio de esta acción. Hay una crisis de credibilidad global por los excesos y la ausencia de consecuencias, solo que los sufridores somos los de siempre.

2 comentarios:

Carmenchu dijo...

Me parece que voy a dejar de hacer comentarios sobre la crisis. Me resulta agotador. No tengo tiempo suficiente para archivar en mi disco duro todas las opiniones al respecto. Se me escapan tantas cosas... Por eso admiro el tesón del ciberperiodista, su esfuerzo,su voluntad su energía y su arrojo. Sigue investigando y te seguiré leyendo.

Anónimo dijo...

Al menos el defensor del pueblo se ha hecho eco y plantea como posible delito los exceso de unos pocos.

Saludos,

Jorge